8

1711 Palabras
Los amigos de Kevin son lo que me imaginaba: como él. Su grupo de amigos y el mío no tienen nada qué ver, por eso mis amigas no tardan en perderse y yo me quedo sola con Kevin hablando de cualquier cosa. Me acompaña hasta la cocina para que me sirva otra copa, es la cuarta que llevo en toda la noche. —¿Subimos? Aquí hay demasiada gente —me ofrece. —Vale. Al atravesar todo el salón para llegar a las escaleras Kevin se choca contra alguien y suelto un bufido. —Lo siento amigo —dice Nick y le da unas palmaditas en el hombro. No siente una mierda—. ¿Te la llevas a alguna parte? No me hagas arrancarte los huevos. Kevin me mira, debe de ver lo roja que estoy por la cólera. Yo no le he molestado cuando se estaba comiendo a esa rubia, ¡¿cuál es su problema?! —Vete a la mierda, Nick —no me corto ni un pelo, estoy enfadada. Agarro la mano de Kevin y me choco a propósito con Nick aunque creo que yo me hago más daño que él. Mi alcohol me salpica un poco el vestido pero no me importa, no se nota y nadie está tan cuerdo como para notarlo. Arrastro a Kevin por las escaleras, cuando miro abajo veo que Nick nos sigue observando. —Es tu vecino, ¿no? —me pregunta Kevin aunque a penas lo escucho. ¿De verdad cree que me importa que mire? A él no le importa que le vean cuando hace de las suyas. ¿Me tiene que importar a mí? Doy media vuelta, Kevin es... guapo y eso. Cuando me mira coge aire y el pecho se le infla, me parece que le tiembla un poco la mano que sujeta su refresco. —Nick no importa. —No debería importarme pero en el fondo y a pesar del alcohol sé que lo hace. —¿Y qué es lo que importa? No lo tengo claro así que le pego un trago largo a mi vaso más cargado de alcohol que de otra cosa. A Kevin se le abre la boca en un intento de pedirme que no beba tanto pero eso tampoco importa. ¿Qué es lo que me importa esta noche? No me abalanzo a él como una loca borracha, y si lo parezco Kevin no me frena. No es que el chico bese de maravilla pero no lo hace mal del todo. Me coge de la cintura casi con miedo, me da algo de risa. Los labios de Kevin son algo inexpertos, pero son gruesos y cálidos y podría acostumbrarme. Al separarnos está sonrojado y nos apoyamos a hablar en la barandilla. —Tuve una novia antes en el instituto pero duramos poco, unos dos meses o así —me cuenta. Sonrío y me aparto el pelo de la cara. Veo en la planta de abajo a mis amigas, Laura me levanta un pulgar a pesar de que sé que en cuanto pueda me preguntará que cómo se me ha ocurrido. Yo le levanto otro pulgar como si dijera: "¡Todo perfecto!" Cuando no está todo perfecto. La voz de Kevin se vuelve un susurro lejano cuando veo cómo Nick se tambalea entre la gente. Es fácil reconocerlo porque la gente se aparta a su paso antes de que los empuje. No está bien. ¿Y la rubia que tenía encima? ¿Y sus amigos? Nick ya ha llegado a la puerta y nadie va con él. —Ummm... —le apoyo una mano a Kevin en el hombro y él enseguida me toca la espalda—. Voy a salir un momento a hacer una cosa. Te avisaré cuando vuelva. Yo tampoco voy muy bien, casi me caigo por las escaleras y me dan tantos empujones que me saldrán moretones por la mañana. —¡Hey! Pero si es la triunfadora. —Antes de que Laura me engatuse para quedarme, me la quito de encima—. Por lo menos besará bien... —Luego te cuento, ¿vale? Sigo avanzando, las escucho gritar mi nombre pero he perdido de vista a Nick. Puedo enfadarme mucho con él pero si Nick me cuida yo lo cuido, pase lo que pase. El viento frío me pone la piel de gallina en la calle y me abrazo a mí misma atravesando todo el jardín delantero esquivando botellas, vasos y a un borracho apoyado contra un árbol. Nick está sentado en el césped de la acera de enfrente, encogido y con las mános en la cabeza. —¿Estás bien? Me planto delante de él y cuando me mira sus ojos no son capaces de enfocarme. —¿Y tu novio? —brama a mala gana—. Vete con él. —No es mi novio —le aseguro y él resopla. Me voy sentando en el césped a su lado que me raspa las piernas desnudas—. Y lo he dejado dentro por venir a por ti. Alguien tiene que cuidarte porque parece que esa tía a la que te estabas comiendo no le interesas tanto. —No me importa esa chica. —¿Y qué te importa? Porque parece que no mucho. Resopla, de nuevo, y se frota la cara antes de mirarme. Tiene las pupilas dilatadas y el pelo revuelto y mojado de agua. Por como me mira casi diría que sé su respuesta: Yo le importo. Pero me recuerdo que es Nick, así que seguro que yo tampoco le importo. —Llegados a este punto de la noche ya ni lo sé —admite. Se me encoge un poco el corazón mirándolo. No se le ve bien, está pálido y apesta a maría y alcohol del fuerte. Está echo un desastre, un desastre bastante atractivo. Le retiro el pelo de la frente, me arde la piel de solo tocarlo. —Estás ardiendo, ¿qué has tomado? —¿Y qué no he tomado? —bacila. > Enredo mis dedos en su pelo para sostenerla la cabeza, con estos ojos drogados sigue siendo capaz de mirarme de una forma que me vuelve loca. ¿Qué me estás haciendo? —Voy a traerte agua, ¿vale? Quédate aquí y me esperas, ¿vale? Me levanto, tengo las piernas llenas de césped que me sacudo antes de prácticamente correr a la cocina y conseguir dos vasos de plástico llenos de agua. Nick sigue sentado en el mismo sitio cuando salgo y me arrodillo delante de él. —Te he traído dos, llevas una buena encima. —Se los bebe del tirón y tira los vasos por ahí, entonces sus manos vacían caen en mi cintura y me acerca tanto a él que deja caer su cabeza en mi pecho—. Tienes que dejar de pasarte tanto. No vas a terminar bien si sigues así. Nick odia que lo regañen, las veces que lo he escuchado discutir con sus padres siempre huye, se va de su casa y nadie lo encuentra durante horas. Por eso ahora me empuja lejos de él y bufa como un idiota que no reconoce sus errores. —Vuelve con ese tío. —Me voy a quedar contigo. Además, ¿qué mierda te importa? Alguien tiene que vigilarte. Se levanta tan rápido que temo que se me caiga encima pero de repente parece súper bien, capaz de mantenerse en pie mirándome mal. Yo cuando me levanto tengo todas las rodillas raspadas y el alcohol me golpea. —No necesito una puta niñera. —Pues no lo parece y mucho menos cuando eres incapaz de estar solo sin una mujer. —j***r, deja los putos celos que no somos nada. Follamos y ya, ¿qué coño te pasa? Vale, esa realidad ha dolido pero ahora mismo no estoy aquí por eso. O si. Ya ni lo sé. Soy una estúpida. > ¿Y voy a llorar? ¿Es enserio? ¿Por el c*****o de Nick? Esto ha sido una mala idea, una idea penosa y mal planteada. Podría irme, volver dentro y beber tanto que se me olvidaría lo que siento por este imbécil. —¿Qué coño te pasa a ti? No puedes tratarme como te de la gana. —Es lo que llevamos haciendo toda la vida. —¡Pues ya no! Es diferente y lo sabes. No soy otra de esas tías a las que te tiras y abandonas, Nick. Se ríe y eso me da escalofríos. —Yo creo que sí lo eres. Eso duele mucho más. Pese a que desde el principio he sido consciente de la situación y desde hace años sé lo mal que Nick trata a las chicas con las que está, pensaba que yo era diferente por muchas cosas. Doy un paso atrás con un hormigeo en la garganta que me hace querer gritarle lo gilipollas que es, pero no puedo hacerlo porque si hablo creo que voy a llorar. Nick nunca me ha hecho llorar y no quiero que lo haga ahora. Quiero salir corriendo o que me trague la tierra, pero antes mi teléfono corta el silencio tan tenso que hay entre los dos. Le retiro la mirada y doy otro paso atrás intentando que los tacones de mis botas no me jueguen una mala pasada. —¿Si? —dudo. Me he llevado el teléfono a la oreja para salvarme de Nick. Lo noto aún mirándome cuando me alejo unos pasos. —Ehh... ¿Erin? —¿Jenn? Casi no la escucho entre su fiesta y esta, me tapo el otro oído y es peor porque escucho el latir desbocado de mi corazón dolido. —¡Erin! ¿Puedes venir a por mi, por favor? Me quiero ir... ¿Me escuchas? Jenn nunca llama a nadie, siempre aparece en casa de alguna forma y preocuparme por ella ahora es mejor que preocuparme por Nick. Empiezo a caminar calle abajo hacia dónde he aparcado el coche. —¿A dónde vas? —me inquiere. ¿Qué le importa? —¡Erin! ¿A dónde coño vas? —cuando ve que no le respondo, grita—: ¡Deja de ser una niñata, j***r!
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR