Me despierto en una cama que no es la mía con una ropa que no es la mía. —Hola. Doy un salto y casi me golpeo la cabeza con una estantería. Kevin me mira sentado en un escritorio, se le ve fresco, sereno y va bien vestido. Me froto los ojos y la cabeza me machaca con fuerza. —Hola... Me regala una botella de agua y mientras me la bebo entera él no deja de mirarme. ¿Estoy en su habitación de la residencia? Parece que sí por las fotos que tiene sobre el escritorio y que el cuarto huele como su colonia. —¿Estás mejor? Me llamó Laura anoche porque necesitábais un sitio dónde dormir. —Lo siento. Lo siento de verdad, seguro que molestamos un montón y ni siquiera debí beber tanto. No me acuerdo de mucho de lo que pasó anoche. —No pasa nada, prefiero que me llames antes de buscarte la vid