Los bomberos están apagando el fuego, la ambulancia sube en una camilla a Gabriel, le cuento a la policía sobre lo que pasó, así que Gabriel estará custodiado por policías cuando despierte. Henry ha llegado, corro a sus brazos, la lluvia no cesa, ahora que me siento segura me desvanezco en su fortaleza y lloro. —¿Estás herida? —busca una señal en mi cuerpo debido a mi llanto. —¿Dónde te duele? —Me duele el pecho —llevo mis manos donde se encuentra el corazón. —aquí, el dolor nunca deja de palpitar. —lloriqueo. —Aileen…—comienza. Sacudo la cabeza. —Necesito que me salves de esta miseria. —intento respirar —no puedo seguir soportando este dolor, Henry. Llevo tiempo cargando con este peso, estoy cansada, sálvame. Por favor. Mis piernas se debilitan, sus brazos detienen mi caída. Mi