Desde niña había sufrido bullying, en la primaria la mayoría de mis compañeros me molestaban, porque era delgada, porque era de piel blanca, no sabía que les molestaba de mi, una ves un niño intento besarme sin mi consentimiento, era una niña, mi cabeza no pensaba en besar a alguien, logré librarme de ese niño, y desde entonces el bullying comenzó, todos se reían de mi.
Llegue a pensar tantas veces que era mejor morir, una niña no debía tener esos pensamientos a esa edad, nadie, absolutamente nadie debería pensar en dejar de existir voluntariamente solo porque tú vida es un desastre, tuve que ir al psicólogo de pequeña, tenía solo 8 años, y detestaba ir a la escuela, para mi era el peor lugar del mundo, siempre fui una niña de pocos amigos, callada, tímida, no me interesaba ser la popular o la destacada del salón. Mis calificaciones no fueron las mejores.
El bullying siguió los siguientes años, cuando no era por una cosa, era por otra, una ves en clase de educación física, teníamos una prueba de resistencia, debíamos correr lo más que podíamos, juro que hice mi mejor esfuerzo, mis recuerdos son vagos, desde entonces me apodaban la “Rápida” no entendía que había hecho mal para merecer esa burla de parte de ellos, parecía que todo el grupo me adiaba, solo tenía una amiga, Isabel. Ella jamás fue mala conmigo, siempre fue amigable, sin embargo las otras niñas a quieres consideré mis amigas, fueron unas traicioneras, siempre hablaron a mis espaldas, ellas también me llamaban por mi apodo, a nadie le importaba como me hacía sentir si me llamaban así, a nadie le importaba como me sentía, ese apodo me causó un gran impacto en mi vida, las inseguridades se apoderaron de mi, no podía confiar en nadie, excepto Isabel.
Me daba vergüenza contarles a mis padres, cuando estaba sola, lloraba por que no quería seguir en la escuela, hasta que un Día mi madre se dio cuenta, no podía hablar con ella, las palabras no salían, mis sentimientos de dolor y rabia me controlaban, fue así como terminé yendo al psicólogo, que aunque no funcionó mucho, porque tampoco pude decir ni una palabra, intente por mi misma regresarles la misma moneda a ellos, y no funcionó muy bien, pero me hizo mas fría. Deje de ser una niña tonta, tierna, linda y sumisa , para volverme una niña fría, de pocos sentimientos, sangrona y mala cara.