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1864 Palabras
—Camina— Alec habló con firmeza, apretando mi muñeca— Bella— Advirtió, pero aun así no me moví y tampoco deje de verlo. Ahí estaba él, como si no le afectará verme de la mano con otro hombre que no es él. ¿Qué mierda? —Eres un cobarde— Las palabras salieron directamente de mi corazón, llenas de un dolor desgarrador— Eres un cobarde por no luchar por mi— Y fue ahí cuando deje que las lagrimas salieran. No me importaba la opinión o los susurros de las personas, y tampoco el hecho de que saliendo de aquí, Alec me molería a golpes por lo que estaba apunto de decirle a este hombre sin escrúpulos— Dejas que este hijo de puta vuelva mi vida un infierno— Grite. Alec me tomo del cabello jalándome con fuerza— ¿¡Por qué lo permites?! —No podía quedar más humillada, su rostro carecía de emoción y no hizo nada. Nada— Te odio tanto como lo odio a él. —Fue tu decisión casarte con él —Fue lo que respondió, dejándome sin respiración y con unas terribles ganas de golpearlo—¿Ahora vienes aquí a culparme por no poder salvarte? Tu decidiste ser su esposa— La frialdad en sus ojos… te congelaba el alma. Él se dio media vuelta, como si no me conociera. Me quede quieta, aun con la respiración atascada y asimilando lo que estaba sucediendo. Tenía que despertar de esta cruda realidad, tenía que darme cuenta que Cameron ya no era mi Cameron. Solo un sujeto más que ya tenía esposa y no se preocupaba por mi. Incluso dudaba que me conociera. —Siempre haciendo el ridículo— Alec me sujeto una vez más del cuello, ejerciendo su estúpido dominio enfrente de los demás— ¿Cuándo vas a entenderlo? El ya no te ama— Su sonrisa sádica me hizo cerrar mis ojos y preguntarme, ¿por qué me case con él? ¿Por qué me case con un hombre que puede asesinarme en cualquier momento? Siempre culpe a Anna por esto, pero la culpable era yo. Por tomar el camino fácil, por salir de sus filosas garras y terminar en otras más mortales, de esas que te degollar el cuello si lo quieren. Mordí el antebrazo de él, haciendo que me soltara, escuche sus furiosas maldiciones, pero no me importo —¡Cuándo vuelvas a mi, yo ya no estaré para ti!— Grite lo suficientemente alto para ver como se detenía aun dándonos la espalda, pero continuo su camino como si nada le afectará. Me quede viendo como su figura se perdía entre la multitud y después sentí el brutal golpe que me llevaría a la profunda oscuridad. —Pensé que ya habíamos superado esto— Escuche su voz al despertar. Lo vi en un mueble poco lujoso a como estaba acostumbrado. El sótano de la casa siempre me pareció tétrico , y no baja por esa razón, y eso Alec lo sabía. Incluso la cadena en mi tobillo dejaba claro que esto sería mi castigo. Me queje al sentir dolor en mi ojo izquierdo, estaba claro que estaría hinchado como un globo así que preferí no parpadear, aun que ni si quiera podía abrirlo. —¿Por qué siempre enloqueces cuando lo ves? — Se levantó del mueble y comenzó a quitarse la camisa. El calor en esta zona era sofocante, podías sudar como cerda y aun así no te sentirías aliviada— Ahora el mundo piensa que tengo una puta como esposa que esta enamorada de otro hombre que no soy yo— Suspire de cansancio. Había dormido pero aún así, me sentía como zombi—Quiero matarte, ¿sabes? — me amenazó, señalándome con el dedo—Pero seria un castigo demasiado bueno para ti. —¿Bueno? — hable con la voz rota — ¿Alguna vez has hecho algo bueno por mi? Solo sabes abusar de mi , una y otra vez. Prefiero la muerte a tener que soportarte, Alec. No te amo y nunca lo haré por que nadie se enamora de su jodido abusador— Como Alec no conocía la amabilidad ni la delicadeza, lo tuve en cuestión de segundos cerca de mi , tomando del cabello con fuerza. Me hundí en el colchón tratando de que no pícara tanto. —No quiero tu amor— Su sonrisa malévola salió relucir — Cameron lo tiene, pero el no te tiene. En cambio yo si. Tu amor no me sirve de nada— Mordí mis labios tratando de no llorar— Eres hermosa, Bella, pero así como tu lo eres, hay muchas. No eres la única. —Entonces búscate a otra y déjame en paz— Hable con la esperanza de que accediera. Me observo , como si la idea le agradara lo suficiente para decir que si. —Pero no te dejaré ir — Sus ojos grises se nublaron, eso pasaba cuando decías algo y no le gustaba lo que dijiste— Si esa es tu idea, estas estúpida si lo crees. Se fue, dejándome sola en aquel sótano. No me gustaba y quería salir, pero no fue después de una semana de castigo que fui “libre”. —Mi señora— Linda susurro con la voz quebrada— Vamos, le he preparado una rica comida y le están preparando su baño— Me toco el antebrazo con miedo a que me fuera a romper— Con cuidado, por favor. —No voy a romperme, Linda— Estire con cuidado mi cuerpo, una semana sentada en una cama, podía joderte el cuerpo. Caminamos despacio hasta llegar al recibidor de la casa para subir las escaleras a mi habitación. —Su ojo ya se ve mejor, solo queda violeta alrededor, pero solo hay que darle un poco más de tiempo y estará sano como siempre—Me animo con una sonrisa, una sonrisa que se le borro al ver a las dos personas que nos miraban. Una de ellas era Alec, la otra persona era una mujer… una mujer que no conocía y con demasiada familiaridad se colgaba de su fuerte brazo. Era rubia, y era hermosa. El prototipo que le gustaba a él. —Mi señora— Linda titubeo, pasando su mirada sobre Alec y sobre mi— Ella es Griselda, es… —La otra— Respondí con asco mirando a Alec, su sonrisa descarada me calentaba las venas, no estaba celosa, la mujer no me importaba, lo que encendía mi furia era el hecho de que él no me dejaba ir y solo se consiguió a otra para “joderme”. Porque sin mi , Alec no es nada. Su obsesión lo tiene tan trastornado que hace lo que sea para lastimarme. —¡No soy la otra!— La rubia plástica chilló, era una mujer mimada— Soy su futura esposa, solo tengo que esperar a que se divorcien— Recargo su cabeza sobre él, luciendo enamorada que me dio lastima. —Como digas— Me reí— Convéncelo, te construirá un castillo y vivirán felicidad por siempre— Le guiñe un ojo— Hará tu vida un cielo— Camine subiendo las escaleras, dejándolos atrás— Usa protección, no quiero una enfermedad de esa puta—Dije para él, sin mirarlo. Tome un baño y comí de la comida de Linda, saboreando cada bocado. En el sótano solo me daban agua y pan, así que no era llenador. — ¿No está triste? — Linda pregunto, cepillando mi cabello n***o. La mire a través del espejo— Pensé que se enojaría con el señor. Ninguna mujer aceptaría en su casa a otra. —El hombre que yo amo, no me pertenece— Baje la mirada— Alec podrá tener mil mujeres y no me importaría, no siento nada más que asco por él— Linda asintió curiosa, guardo silencio por unos segundos. —¿Cómo es él? — Mis ojos se nublaron con lágrimas, solo recordarlo, solo imaginarlo , hacia temblar mi mundo. —Él es fuerte, tiene una sonrisa que solo me muestra a mi— Sonreí tristemente— Es un guerrero que no le teme a nada. Es inteligente, siempre escucha. Es la clase de hombre que puede matar por ti— Linda se emociono, soltando mi cabello y dando palmaditas con sus manos— O al menos eso era, ya no queda nada de lo que fue — su alegría se evaporó, dejando una flor marchita y desilusionada. — No puede ser así, el la ama — Se aferró al cepillo con todas sus fuerzas, la vi presionarlo contra su pecho— Créame, él la ama— En sus ojos decía la verdad, pero los hecho decían lo contrario. —Ya no espero nada, Linda— Limpie las lagrimas rebeldes— Solo quiero que esto termine, y no creo que tenga un buen final— Sus manos se apoyaron en mis hombros, dándome ánimos. —Usted puede con esto— Sus palabras calentaban mi corazón— No deje que esas personas apaguen su luz— Ella se arrodillo a mi lado y susurro— solo dele tiempo, el me lo dijo…— La mire sin entender— Por favor, solo necesita tiempo— Negué sin creerle. —Linda— Hable con los dientes apretados— Cameron ya tiene esposa, esta casado. No va a venir a salvarme, no le intereso. Esa noche el me lo dijo, este es mi castigo por haberme casado con Westerman— Tal vez se sentía traicionado, pero yo también me sentí traicionada primero al enterarme de su boda con otra mujer. Al final, lo nuestro no está destinado a ser. —Pero…—No la deje terminar, ya no quería falsas esperanzas, estaba harta de ellas. Prefería la cruda e insoportable realidad. —No quiero saber más. Fume del cigarrillo mirando el cielo desde el balcón. Jure nunca tener una adicción, pero el cigarro se volvió mi mejor amigo desde entonces; escuchaba , saboreaba y lamentaba mis penas. Era un tóxico pero agradable compañero. Y espectador también, Alec me hacía ver como se follaba a la rubia. El idiota pensaba que me importaba o que incluso me producían celosos. Pobre iluso. Lo que realmente me tenía mal, hecha una mierda era que se anunciaba la noticia de un embarazo. Julieta se la pasó parloteando la noticia de su bebé con Cameron que al final, ese desagradable comentario llegó hasta los oídos de Alec y él me lo dijo burlándose. —Resultó ser como nuestro padre— Solté el humo de mi boca— Se folla a su amante y se casa con su esposa— me reí con desagrado y con las mejillas húmedas. Mi cigarro se fue apagando, y por puro placer lo aplaste en el cenicero— Va a llorar por mi , Linda. Se va arrepentir y vendrá a mi — Golpe mi pecho como rabia— ¡Lo va a lamentar! Se arrodillara y me suplicara , por que ella no lo va a querer como yo. Ninguna mujer lo amara como yo lo amo.
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