Me despido de todos y, justo cuando subo al elevador, me alcanza el señor Cooper y me sonríe: —Espero que pronto podamos tomarnos ese café. Pasaré por aquí la próxima semana para invitarte. Le doy las gracias, aunque sin aceptar su invitación. No sé por qué me inspira miedo. Es un hombre guapo, pero tiene algo en su mirada que me da escalofríos. Me bajo en mi piso y me despido. —Nos veremos pronto —me dice sin quitarme los ojos de en- cima. Llega la hora de salida y Lina me dice que este fin de semana se muda a mi apartamento. Me da un abrazo y nos vamos juntas: ella se va directa a tomar el autobús y yo tomo un taxi a mi apartamento. Estoy exhausta: usar tacones me destroza mis pies, pero, en fin, mi trabajo vale la pena. Entro a mi apartamento y me encuentro a Dylan sentado en mi s