—¿Quieres sentarte? —le pregunto preocupado. —Si. Nos sentamos en unas rocas cerca del mar. —Nena, hablé con Dayna y me quedaré con su apartamento, será nuestro nuevo hogar. Ella me sonríe emocionada. —Me encanta el apartamento de Dayna. —Lo sé, por eso lo hice. —¿Y qué harás con el tuyo? —Lo pondré en venta. —¿Estás seguro? —Si, prefiero el apartamento de Dayna, es mucho más grande y tiene una hermosa vista. —Si, además la cocina me encanta. —A mi me encantas tú y después el apartamento. Sonreímos y se pone de pie. —¿Podemos ir a casa de mi tía Sol? Hay algo que me gustaría enseñarte. La abrazo y le doy un beso. —En el hotel me lo puedes enseñar con más privacidad. Me sonríe. —Dylan, estoy hablando de otra cosa. —Bueno, está bien, vamos, tú tienes la culpa de que yo pi