A la mañana siguiente, me despierta un delicioso aroma a café, me levanto, voy al baño a lavarme los dientes y peinarme un poco.
Cuando salgo, está Dylan muy entretenido moviendo algo en la estufa, lo observo de espaldas por un buen rato, sólo trae su pantalón de pijama, es tan guapo y perfecto que me cuesta creer que somos pareja.
Siente mi presencia y voltea a verme.
—Buenos días dormilona.
Se acerca y me besa, aspiro su aroma y no puedo evitar suspirar.
—¿Cómo te sientes?
Lo abrazo con fuerza.
—Me siento mejor, gracias por pasar la noche conmigo.
—Si gustas puedo mudarme mañana mismo, sobre todo si me vas a dar estos abrazos mañaneros tan ricos.
Los dos sonreímos.
—Bueno bueno y que hizo mi peligro andante de desayuno.
Voltea a verme y suelta una carcajada.
—¿Peligro andante?
—Si, no te hagas él que no sabes, tienes un letrero en la frente que dice, soy peligroso para todas las mujeres.
Suelta una enorme carcajada y me abraza.
—Nena, nunca me había reído tanto con nadie como contigo, eres única. Bueno, no soy tan buen cocinero como tú, pero te preparé café, huevos revueltos, pan tostado, puedo asegurar que el café está bueno, ya que la máquina que tiene Dayna es de última generación.
Me da mucha ternura ver como me está cuidando, y eso me hace sentirme peor. Preparamos la mesa y desayunamos, tengo que confesar que no le quedó nada mal todo lo que preparo.
—Dylan muchas gracias, todo estaba delicioso.
Entre los dos recogemos la cocina, mientras platicamos.
—Me llamó Dayna, mañana a primera hora llega de j***n, yo voy a ir a recogerla.
—Me alegra mucho, ya tengo ganas de verla.
—Si yo también, pero ya por fin regresa, bueno nena tengo que irme ¿vas a ir a la oficina ?
—Si, pero más tarde, para poner todo en orden ahora que llegue Dayna.
—Ok, nos vemos luego, te quiero.
Se va y me quedo pensando qué puedo hacer, en eso tocan el timbre y me imagino que es Dylan que olvido algo, pero no, es un joven que me entrega un sobre, y antes de que pueda preguntar de quien es, sale corriendo por las escaleras.
Cuando lo abro me sorprendo, es una foto de mi madre con el tipo calvo que cuida al senador, me pongo a temblar de miedo, pero respiro y poco a poco me calmo, necesito pensar a quién puedo pedirle ayuda sin perjudicarlo.
Después de un rato de darle vueltas me voy a la oficina, cuando entro está Clara maquillándose como siempre, empieza a decirme de cosas, pero no le presto atención, sigo mi camino, en este momento puedo ser peligrosa, además que no tengo ánimos de perder mi tiempo con ella.
Poquito antes de la hora de comida le marco a Steve, le pido de favor que baje, porque necesito preguntarle algo, apenas colgamos y ya está ahí.
—Hola Lina ¿para qué me necesitabas?
—Hola Steve, necesito hacerte una consulta.
—Claro, dime.
Tengo una amiga que tiene problemas con su esposo, la está amenazando, tiene miedo acudir a la policía porque su esposo es influyente, tú sabes cómo son estás cosas.
Respiro profundo por la mentira que le acabo de contar, aunque no todo es falso. Se queda pensando por unos minutos
—No sé mucho de esas cosas, pero tengo un amigo que trabaja para el FBI, es detective, tal vez él pueda aconsejarte, además es de toda mi confianza. Ahorita te mando su información en un mensaje.
Cuando estoy a punto de agradecerle, se abre el elevador, y aparece Dylan con una bolsa de comida. Se sorprende al encontrarme con Steve.
Antes de que piense mal se lo presento.
—Steve el es…
—Dylan Williams, el novio de Lina —dice sin permitirme terminar de presentarlo.
—Mucho gusto Dylan, soy Steve.
Se dan la mano con cordialidad, aunque Dylan le hace una cara nada amigable, se acerca a mi, me besa en los labios y me abraza, lo que me hace sonrojar porque no es un simple beso, por poco y me deja sin aire.
El pobre Steve no sabe donde meterse y se pone rojo.
—Bueno Lina, si no necesitas nada más me voy, ahorita te mando la información.
Se despide de nosotros un poco avergonzado y a mi me da pena, pobre chico.
—¿Qué información te va mandar?
Dylan se acomoda en la silla y empieza a sacar las cajitas de comida china.
—Es un informe, que quiero tener listo antes que llegue Dayna.
—No me gusta tú compañero, te ve como si de un momento a otro fuera a darte una mordida.
Me hace un poco de gracia pensar que está celoso.
—No, pobre Steve, no mata ni una mosca. Pero bueno, no te voy a negar que estoy sorprendida de verte por aquí ¿a qué debo el honor?
—Extrañaba a mi novia, así que vine a verla y de paso traje comida para los dos.
—Me parece excelente.
Me acerco y le doy un beso, pasamos la hora de comer juntos y Dylan sigue atacando al pobre Steve. Aunque según él, no es nada celoso.
Cuando Dylan se va, me llega un mensaje de Steve con el número del Detective, así que de inmediato lo llamo.
—Morgan —contesta con una voz gruesa que me pone nerviosa al instante.
Me quedo pensando en que tal vez no fue buena idea llamarlo.
—Hola, habla Lina Rodriguez —tomo un poco de aire para tranquilizarme—. Soy amiga de Steve, él me dio su número.
—Claro Srita. Rodriguez, dígame en qué puedo ayudarla.
—¿Sabe que? creo que no es una buena idea —digo pensándolo un poco mejor. Estoy a punto de colgar y lo escucho.
—Espere, no cuelgue, me imagino que es algo importante, si Steve le dio mi número es por algo, aunque si tiene desconfianza o miedo, podemos vernos en algún lugar, y así me explica qué es lo que sucede.
Trato de respirar con normalidad.
—Está bien, el problema es que me están siguiendo y no quiero que me vean hablando con usted.
—Pues ahora me interesa más escucharla ¿le parece si voy a su trabajo o a su casa?
Me quedo pensando unos minutos.
—Creo que en la oficina es mejor, porque el edificio es grande y no tendrían porqué sospechar que viene conmigo.
—Me parece perfecto, sé donde trabaja Steve, así que pasaré por ahí en el transcurso de la tarde.
—Está bien, se lo agradezco, suba directo al cuarto piso.
—Muy bien.
Cuando colgamos sigo pensando que no es una buena idea, pero tengo tanto miedo que algo le pase a mi madre. Estoy nerviosa y no puedo concentrarme en nada, siento que me sudan las manos.
A las pocas horas se abre el elevador y sale un hombre moreno, muy atractivo, alto, con barba y tiene un cuerpo muy imponente, viene vestido de chico rebelde como en las películas, pantalón n***o y chamarra de piel, estoy viéndolo tan asombrada cuando se acerca.
—Buenas tardes, estoy buscando a la Srita. Rodriguez.
Paso saliva por la impresión que me causó, sinceramente esperaba ver a un hombre con traje y muy formal, pero él tiene algo que me inspira confianza y eso me hace calmarme.
—Soy yo, mucho gusto ¿es el detective Morgan?
—Sí, el mismo.
—Si gusta pasamos a la oficina de mi jefa para poder hablar mejor.
Entramos y se acomoda en la silla, se queda observándome con atención.
Empiezo a contarle todo lo sucedido días antes, incluso le enseño la foto del hombre calvo y mi madre, él está muy atento escuchando.
—¿Ha hablado de esto con alguien más?
—No, como le dije, me amenazó con hacerle algo a mi madre, y la verdad tengo mucho miedo.
—Esto es algo muy complicado, no quiero asustarte más, pero estoy tras ese hombre hace algunos años, y no he podido comprobarle nada, aunque sabemos que usa dinero de las drogas en sus campañas, no deja ningún rastro, es demasiado cuidadoso.
Me angustio más de lo que ya estaba.
—Mira, su campaña no se lanzará hasta el próximo año, entonces tenemos tiempo para planear una estrategia, lo único que te pido, es que nadie se entere de lo que está sucediendo. Prometo ayudarte, por lo pronto pondré vigilancia para tú mamá, pero discretamente, también me gustaría que cualquier cosa que suceda me la digas, no dudes en llamarme en cualquier momento. En cuanto a ti, no puedo ponerte vigilancia porque ellos se darían cuenta.
—Sí lo sé, aunque mi madre es la que más me preocupa.
—Si, y la verdad no creo que a ti te hagan algo, porque te necesitan para que les des la información. Otra cosa ¿qué tienes tú que ver con "El invencible"?
—¿Quién es "El invencible"?
—Es el Abogado Williams, así lo llaman en los juzgados, porque hasta ahora nunca ha perdido un caso, es por eso que Smith le tiene tanto miedo, él puede arruinar su carrera, incluso meterlo a la cárcel.
—No sabía que lo llamaban así, pero resulta que "El invencible" es mi novio.
Él me observa por un rato y luego dice.
—Creo que ese, será un gran problema.