Hace cuatro años. -Caleb ¿A dónde me llevas? -Pregunte en medio de risas y tropezones Caleb había decidido que hoy era el día ideal para hacerme una sorpresa, así que me había recogido en casa en su vieja y destartalada camioneta, y me había vendado los ojos, durante todo el camino no pude ver a donde era que nos dirigíamos, y eso me llenaba de curiosidad y expectación al querer saber que era lo que iba a encontrarme cuando él me permitiera ver de nuevo -Baja la voz, estamos por entrar en el santuario de la secta a la que nos uniremos esta noche, ya ellos les gusta la sutilidad, no son amantes de las personas que demasiado hacen ruido-Me susurro al oído mientras sostenía mi mano entre la suya -Desde que no me hayas traído para ofrendarme, todo esta bien-Me burle -Mira que mala