Josh —¿Josh? —Elio, te juro que yo no… —Lo sé, lo sé —me abrazó dejándome llorar en su hombro, pero era demasiado para mí—. Tranquilo, aquí estoy contigo. —No puedo. —¿Josh? —Lo siento. —¡Josh!… ¡¡Josh!! Sus gritos fueron un eco para mí, pero por muy desesperados que fuesen, no pude quedarme, era demasiada la carga emocional que dejó Monteiro en mí, su revelación fue impactante y ahora era cuando sentía los efectos de esa bomba que resultó incluso peor a la de Cliff, al punto en que, mientras corría con todas mis fuerzas sin rumbo fijo y olvidándome del mundo a mi alrededor, deseé que él descargara su arma en mí al ser el único culpable de todo, desde lo ocurrido con Monteiro en Cosenza hasta ahora. No sabía a dónde iba, no sabía qué hacer, pero necesitaba alejarme un momento de t

