Dos horas antes Nilo Por fin había terminado lo solicitado por Monteiro, envié a los superiores lo correspondientes y ahora podía dedicarme a organizar la biblioteca, solo que al llegar, no esperaba encontrarme un sobre bastante pesado con mi nombre. Miré alrededor, pero no había nadie, así que dejé mis cosas en el escritorio y abrí el paquete aprovechando que tenía tiempo. —¡Nilo! —Domenico ingresó desesperado preocupándome. —¡Padre, ¿qué tiene?! —Hijo, menos mal te encuentro, creí que te habías ido cuando vi todo cerrado en el despacho de Monteiro. —Él dijo que haría una diligencia y yo recién me fui, pero ¿qué ocurre? —Necesito tu ayuda con un correo, sabes que soy un poco lento para esas cosas y es una cuestión de vida o muerte. —Mejor tome asiento y tranquilícese, le traeré