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2600 Palabras

Mamá no ha dejado de ver fotos sobre la costa en la que vive papá, y ahora hablan todo el tiempo, hasta por las horas a las que hablan sé que papá madruga solo por poder hablar más tiempo. Tengo el horario raro después de volver a casa y me despierto porque mamá me aporrea la puerta con fuerza. —¡Lea! ¡Voy a casa de Miranda! ¿Te vienes? Me remuevo en la cama y lanzo una almohada contra la puerta que se queda en el suelo a medio camino. —¡No! —¡Vale! —grita de vuelta. Minutos después escucho la puerta de abajo cerrarse y suspiro con cansancio. Quiero que la cama me trague y no me escupa hasta que se me cargue la batería interna. El regalo que más adoro ahora por parte de mamá es el pijama: grueso y calentito que me abraza como una segunda piel que no quiero sacarme de encima. Estoy a

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