Dustin tira del freno de su coche en el aparcamiento trasero del edificio en el que vive. —¿Qué hacemos aquí? Sale del coche sin contestarme y hago lo mismo corriendo a su lado. El Mazda suena cuando lo cierra y juntos rodeamos el edificio. Su brazo roza el mío un par de veces y lo pillo mirándome, desde su altura estoy segura de que sus ojos se fijan más en mi escote que en mi cara y eso extrañamente me está gustando. Estira el brazo y se le tensan los músculos cuando empuja la puerta de entrada. ¡Qué brazo! Y yo ni siquiera pensaba así, ¿en qué tipo de Lea me estoy convirtiendo? —Tengo que recoger unas cosas para llevarlas a casa de mis padres. —Ah. Me balanceo en mis pies delante del ascensor hasta que baja y corro a apoyarme contra el panel de control. Dustin pulsa el botón de su