Escucho el claxon del Mazda de Dustin, y salgo de casa corriendo a subirme en él. —Hola —le saludo. Hoy trae una sonrisa muy bonita y contagiosa. —Hola. —Baja el volumen de la radio, gira la llave en el contacto y arranca—. Vas muy guapa, Lea. Mentira. Voy con una camiseta de manga corta que me ha visto mil veces puesta y con unos simples vaqueros rotos. Guapas visten todas sus exs, con faldas y ropa que le gusta a los chicos. —Gracias —murmuro. ¡Ahhh! Me lanza una mirada llena de curiosidad y frunce los labios con gracia. — ¿No hay ningún comentario a la defensiva para mí hoy? —bromea, o no sé si lo hace—. Tú no eres mi Lea. Los labios se me van solos en una mueca. No soy su Lea, tiene razón, pero tampoco lo sería por muchos comentarios defensivos que le haga. No soy su na