El dolor de cabeza por la fiesta del otro día me sigue hasta hoy, dos días más tarde. Y no me acuerdo de nada, bueno, sí, de que fumé mierdas y Lea fue a por mi como si fuera un jodido crío. Y ayer no hablé con ella, las cosas están raras desde que nos acostamos el viernes. Por eso estoy metido en el coche entre las casas de nuestros padres. Ya hemos hecho todo lo que se hace para reconciliarse, menos hablar de verdad. Eso es lo que toca hoy. La veo salir de su casa y el poco viento que hace le mueve el pelo delante de la cara. Ya tiene una mala cara muy falsa cuando se acerca al coche. —Juraría haberte dicho que quería ir sola. Sí, porque tiene exámenes, como todos. Yo también los tengo, pero ahora mismo no me puedo concentrar con las cosas como están. No me puedo concentrar sabiend