Pierdo la noción del tiempo, en lo que consuelo a Jannet, que no para de llorar por su “joven Julien”. Se nota que esa mujer lo adora y supongo que es entendible al conocerlo desde hace muchos años, aunque no sé cómo ese ser insoportable, ha logrado ganarse el cariño de ella. Dejo de pensar estupideces, cuando escucho la sirena de la ambulancia muy cerca a la casa. Jacques se quedó abajo esperando a que llegara y también lo escuché llamando a la policía, quienes parecen estar llegando al tiempo, pues se escucha otro vehículo de emergencias. Los paramédicos hablan rápidamente con Jacques, quien les indica en donde está Julien y yo me asomo a la puerta para recibirlos, mientras Jannet consiente la cabeza de este, con cuidado de irlo a mover, ya que no se sabe qué tan afectado puede estar