—Buenos días —saludo a Donnan que está intentando abrir los ojos. —¿Qué haces despierta tan temprano? —me pregunta mirando el reloj. —Las ganas de seguir con la lectura, me hicieron despertar temprano. Así que fui a traer el desayuno y así no tenemos que salir. —Vaya, de verdad que estás entretenida. —Demasiado, así que desayuna para que podamos seguir. Me acerco con la charola y la pongo sobre la cama. Me quito el suéter y el pantalón y vuelvo a quedar en pijama. —¿Tenías la pijama debajo de la ropa? —interroga Donnan frunciendo el ceño. —Sí, era para no cambiarme dos veces —respondo y sonríe—. Estaba ahorrando tiempo. Me toma de las mejillas y me acerca para darme un beso. —Eres increíble. —Lo sé —respondo coqueta. —No conquetees conmigo Alessandra o no responderé de mis actos