Una cruel realidad y una mentira

1418 Palabras

Bianca salió de la habitación y al poco rato entró Minerva, que al verlo de espaldas a ella, lanzó una exclamación de sorpresa. No esperaba encontrarlo allí y mucho menos que se hallara en esa condición tan deplorable, como si no hubiera dormido ni aseado en días. —¡Stefano! ¿Cómo entraste aquí? Él volteó a verla y su corazón aceleró su marcha de inmediato. ¡Había ansiado tanto verla! La echaba muchísimo de menos. Evitaba estar en el apartamento para que su ausencia no fuera más dolorosa. Tragó saliva y saludó: —Ciao, piccola. —¿Qué es lo que quieres? —Minerva se puso seria, luego de la sorpresa inicial—. Explícate rápido o llamaré a una enfermera, no creo que tengas permiso… espera, ¿eso es una bata de médico? Stefano miró su atuendo y asintió, viendo con satisfacción que los ojo

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