A la mañana siguiente fue publicado el aviso en el que se le ordenaba al marqués Ramses volver al palacio y ocupar su lugar como consejero y protector de la capital, en caso de no cumplir con sus obligaciones, le sería retirado el título y este pasaría a su hermano menor, quien también fue citado. De momento la información era privada, pero sí el marqués no regresaba o no aceptaba el decreto, la noticia sería conocida y entonces, todo el imperio los juzgaría. Los Ramses eran parte de la familia, así lo anunció el emperador la noche en que asesinaron al embajador Batista, y ahora, estaban acusando a esa supuesta familia. El resultado menos favorable era la condena pública y anticipando ese escenario, Jonás pasó gran parte de la mañana escribiendo un discurso en el que usaba la muerte de