El comandante de los tritones ordenó la retirada, una batalla contra inmortales no tenía sentido porque no habría ganadores, solo muertos de su lado e inmortales heridos, para evitar el peor resultado, tenía que retirarse – nos rendimos, pero nuestra divinidad no se detendrá, diosa de la Tierra, sí no es aquí, él encontrará la forma. – Lo tendré en cuenta – respondió Tierra y dejó que los tritones se fueran, después volvió a la habitación. La casa de las mineas era muy hogareña, con relojes de pared, macetas y en el jardín un par de hamacas, ningún mueble era nuevo, todos eran muy viejos, como ellos, tras la retirada de los tritones, las mineas fueron sacadas del sótano para regresar a la sala de la mansión y ella pudo mirarlos. – Un collar de Obsidiana – dijo Tierra – usado por un niño