Han pasado varios días, Enrique no ha firmado el maldito contrato y se ha largado a Nueva York, todo por la culpa de Hanna, si lo hubiera seducido desde hace mucho hubiera caído. Ahora tengo que esperar que regrese para que firme.
Salgo de la casa, debo buscar otros socios, así será más fácil que Enrique firme el contrato. Mi teléfono suena, es mi madre, rechazo la llamada, no tengo ganas de hablar con ella, los inversionistas llegan y hablamos sobre el proyecto, no están muy convencidos y eso no es bueno.
Mi teléfono sigue sonando, miro la pantalla y el nombre de Alex aparece, una enorme sonrisa se forma en mi boca, contesto al instante
Alex, que sorpresa – digo por la bocina sin quitar mi sonrisa
Rebeca, tita ha tratado de localizarte, estamos en el hospital, Hanna tuvo un accide
