El único sonido en la habitación que se encontraba en la parte de atrás de la taberna era el golpeteo de los dedos de un hombre joven de cabello oscuro contra la madera, con movimientos que a veces eran rápidos, otras lentos y a veces suaves o fuertes, se formaba una melodía que fue interrumpida por el golpeteo de la puerta. Sus ojos se abrieron lentamente y con un movimiento rápido del brazo tomó una lanza que presionó contra la puerta. El recién llegado levantó las manos – te traje un empleador – se explicó y Zumbido apartó su lanza. Onilas entró en la habitación, el resto de la taberna era sucio, maloliente y ruidoso, pero ese lugar era limpio, tranquilo e incluso había una pequeña planta en una maceta cerca de la ventana, lo único que podía criticar era el exceso de telarañas en el

