Generalmente Sefiro era capaz de leer un mapa, especialmente después de un viaje tan largo, pero ese día miró la misma montaña dos veces sintiendo que estaba caminando en la dirección incorrecta. – Oye, niño – lo llamó un hombre en un idioma que Sefiro no entendía, y bajó la cabeza para despedirse y seguir su camino. Después del festival de las flores, volvió a Selder con ayuda de Darius y entró a su casa. El caos tenía un mejor aspecto, la mansión en la que pasó gran parte de su vida estaba destruida, convertida en cenizas y rodeada de recuerdos que se tornaron amargos, su casa ya no existía. – ¿Eres el nieto del caballero gris? – le preguntó una voz y él giró de prisa para ver a una mujer de cabello castaño tan largo, que trenzado le llegaba a la cadera. Sabrina suspiró, siglos atrá

