– Es una buena oportunidad – dice el príncipe – para ver las habilidades de tu joven caballero. Se refiere a Sefiro. – Antes dijiste que era un arquero, ¡no era mentira!, ¿cierto? El duque levanta su brazo y señala a Sefiro, él asiente y camina hacia la fila, no tiene un arco consigo, selecciona uno de la mesa y después busca las flechas, de todos los participantes es el de más baja estatura, el más pequeño y el único que no supera los dieciséis años. – Señorita Leonidova – me habla el príncipe, me sorprendió un poco – quizá no lo sepa, durante las primeras semanas de nuestro viaje interrogué al duque, me preguntaba por qué viajaba con una escolta de solo dos hombres, uno de ellos muy joven y el otro un adolescente. Dos elementales, un demonio y un caballero con dos reliquias creadas

