Cinco años después.
El castillo de Retoño tenía un aspecto que se debatía entre el estilo perfeccionista que buscaba cuando ordenó la construcción y el desastre que lo cubrió, por lo que no podía saberse si estaba recién construido, o recién destruido.
Obsidiana subió los escalones con dos botellas en las manos y al dar la vuelta se encontró con una serpiente de fuego cubierta de piedras en forma de escamas – hola, ¿dónde están?, ¿tienes hambre? – le acarició la cabeza sin quemarse – déjame adivinar, ¡están peleando otra vez!
Odio y Amor, siempre estaban peleando.
Dentro de una plataforma circular muy extensa, rodeada de altas columnas, con sillas en la parte externa y un tablero de apuestas, Odio se debatía a muerte contra Retoño y mientras, Caos, Inverosímil e Inocencia jugaban.
Obs
