Mi corazón late apresuradamente – ¡están listos!
– No – alcanzo a escuchar que responde Celeste.
– Perfecto, iniciemos.
Mis hijos me miran fijamente preguntándose si realmente seré capaz de atacarlos, responderé su pregunta, ¡lo haré y no tendré piedad!
Mis cuervos bajan en parvada desde el techo, Celeste y Faris se colocan espalda con espalda, él con su lanza, ella con el arco, ninguno los ha atacado hasta ahora, pero no será así por mucho tiempo, Faris respira profundamente y crea un círculo de fuego y lava en rededor de ambos, Celeste apunta con su arco contra uno de los cuervos y falla.
– Sus enemigos no esperarán todo el maldito día – les hablo con voz dura.
Celeste sujeta su arco y las flechas se multiplican, los cuervos se alejan, abro una pequeña ventana y es el turno de Reto
