No siento dolor, la piel de mi espalda está entumecida y lo extraño es que, hasta hace unos minutos, el dolor era lo único que podía sentir, tampoco podía moverme, la parte de mi cuerpo que ahora está vendada ardía, quemaba y me mantenía paralizado – ¿qué fue lo que me pusiste? Delgada, de cabello rubio y muy joven. – Un remedio casero, para quitarte el dolor. – Lo agradezco. Su forma de moverse es demasiado coqueta para su edad, mi lado paternal me grita que debo sacarla de este lugar para que no se exponga, no quiero que alguien la lastime. – Me gusta tu plan. No la recuerdo dentro de la corte, sí es una trampa. – Syanova nos supera mil a uno, es estúpido pensar que ganaremos, pero tu idea – me mira de arriba abajo – es bastante buena considerando… – sonríe de forma burlona – tu l

