Mi espalda se arquea, soy yo quien se está moviendo, quien estira las manos para abrazarlo, tocarlo y mirarme en esos ojos de distinto color, la luz se vuelve más brillante y el techo se cubre con todos dorados, no, de hecho, la habitación se ha vuelto más oscura, por eso es que fue necesario agregar esa fuente de luz.
Tiro de mis manos, mis músculos se tensan, ya no puedo reprimir los gemidos, quiero soltarme, una gota de sudor cae sobre mi mejilla, mi pecho sube y baja, una lágrima se mezcla con mi sudor y baja por la esquina de mi ojo izquierdo.
Narciso también está cubierto de sudor, recuerdo que en melros había viento y quisiera saber a dónde se fue.
Siento una punzada en mi pecho al ver a Narciso, su forma de mirarme ha cambiado, me da un beso que rápidamente se convierte en una m
