Sentencia giró la mirada hacia atrás, una gota de sudor bajó por su frente y sus manos temblaron. Desde esa noche en que Tierra la castigó por haber escuchado a Humanidad, sin saber que ya estaba embarazada, se había vuelto paranoica, pasó todo su embarazo pensando en lo que la diosa mayor le haría por su falta y desde que la guerra comenzó, un mes atrás, sentía que alguien la observaba desde las esquinas de la habitación. Melros se abrió y Sentencia dio la vuelta rápidamente. – ¿Terminaste? – preguntó Destino. Sentencia soltó un largo resoplido – me asustaste, sí, terminé – tomó el cilindro sobre la mesa y la energía que se extendía se concentró en un solo punto y se cerró – aquí tienes, un mapa de melros, hay un pestillo en la esquina, lo desenrollas y podrás saber en qué casa se enc

