Muevo mis caderas ahogando un jadeo mientras Atlas me acaricia los pechos. El sudor nos corre por el cuerpo y la tenue luz de la lámpara de mi mesa de noche nos envuelve. Atlas se incorpora antes de hundir su mano en mi cabello y besarme con fervor. Su lengua me recorre y se traga mis gemidos que apenas puedo contener. Me aprieta contra su regazo y tiemblo a su alrededor. Sus labios me dejan antes de bajar y tomar uno de mis pezones entre sus labios, tirando de ellos por turnos. Sus manos bajan tomándome de las caderas, haciéndome bajar y sobre su pene. Con mis manos lo llevo sobre su espalda, las dejo sobre su pecho y acelero porque estoy cerca y puedo sentir que él también lo está por la forma en que su m*****o pulsa dentro de mí. Arrastro mis uñas sobre su pecho, pero sin hacerle daño,