No dejo de darle vuelta a la llamada del abogado, no voy a negar que siento curiosidad por saber un poco sobre la familia de mi padre. El abuelo nunca quiso contarme nada, para él era un tema prohibido en casa. La única vez que escuché hablar de él fue en un tono despectivo y despotricando sobre el xenos que le arrebató a mi madre. Así que no sé qué debo esperar o si estoy lista para saber sobre el hombre del que apenas tengo un leve recuerdo. A veces pienso que solo es producto de mi imaginación y que mis contados recuerdos son solo un grito de mi niña interior por no haberlo conocido. —¿Olympia? —Parpadeo y me encuentro con la mirada expectante de Lois que está del otro lado de la isla de la cocina. —Lo siento, ¿Qué decías? —¿Que si quieres probar la musaka? —Inquiere al tiempo que la