Alessandro estaba sentado en su cama mirando como dormía su pequeña hija, había pasado horas intentando dormir, pero al final se había dado por vencido; estaba cansado, su cuerpo se lo decía una y otra vez, pero su mente no le permitía descansar. Le preocupaba Abril, deseaba verla y asegurarse de que ella estuviera bien, pero no tenía manera de hacerlo o por lo menos aun no la había encontrado.
Él había escuchado hablar de dos espejos que podían reflejar a la otra persona sin importar que tan grande fuera la distancia que los separara, cuando lo había escuchado pensó que era simplemente una historia de fantasía, pero lo mismo había pensado de las historias sobre los elfos y hadas, y al final había terminado siendo reales.
Un relámpago iluminó la habitación y en la ventana a Alessandro le
