—Sí, y ahora no sé qué hacer. Ella aún no me dice nada. Si no fuera porque vi esa prueba en su escritorio, todavía seguiría sin saberlo.
—Entonces déjame ser el primero en felicitarte, hermano. —Me abraza, contento con la noticia. Ve mi rostro afligido—. ¿Acaso no te alegra la noticia?
—Es que nunca planeé tener un hijo. Sí deseo casarme con ella, pero creí que los hijos vendrían tal vez cuando tuviéramos al menos dos años de casados.
—Ven, siéntate. —Me ofrece asiento en la sala—. Un hijo, Gabriel, nunca es planeado cuando mantienes una vida s****l activa como tú y Mía. —Se ríe—. Recuerda lo que mamá nos contó de papá cuando supo que vendrías al mundo. —Me río al recordar que papá se alegró, pero mamá no, ya que aún no quería tener hijos—. Además, falta muy poco para que ustedes se cas
