Abel. No me di cuenta de la hora en que Paula se fue, llevo todo el día esperando. Bajo cada hora para tocar a su puerta. Escucho el elevador, nunca había sentido este antes. Me siento nervioso y ansioso. Necesito verla o me volveré loco. La veo llegar y camino hacia ella. Se ve muy molesta. —Abel, no respondo. No me encuentro de humor para tus juegos estúpidos. —¿En dónde estabas, Paula? Llevo todo el día esperando por ti. Ella pasa a mi lado sin prestarme atención. La tomo del brazo. —¿Quieres que te amarre de cuerpo completo, Paula? Ella se suelta y camina a su departamento. Abre la puerta y entra. Entro detrás de ella. —Tú no tienes familia, ¿dónde estabas todo el día? Ella se sienta sobre el sofá. —Abel, ¿no te cansas de joderme la vida? ¿Por qué no vas y haces lo ú