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Patria Nomdedeu se había enamorado del General mientras lo cuidaba en aquella obscura habitación en Mur Ciudad. Él, entre la fiebre alta y el dolor de las heridas, le había dicho las cosas más bonitas que ella había escuchado en su vida. Sin querer, Ioan Edevane le había confesado a ella su amor, rogándole que no se fuera jamás de su lado y se quedara con él hasta el fin de sus días, que en ese momento parecía ser algo cercano. Con las frases “Patria, no me abandones, quédate conmigo” y “si te quedas sobreviviremos juntos”, ella fue curándolo de las heridas y escuchándolo diariamente mientras dormía. Sin embargo, ella jamás le mencionó nada porque sabía que posiblemente esos eran los efectos de la
