Lily
Desperté, ya era de noche y mi hermana seguía durmiendo, fui al baño y cuando me miré al espejo recordé la cara de mamá, nunca la había visto así, jamás nos habló de esa forma, pero cuando nos dijo esas cosas sentí que se me partía el corazón porque nosotras se lo hicimos a ella.
Me senté en el suelo y comencé a llorar pensando en cómo lloraba ella, no quiero que esté triste, la quiero mucho y quiero que sonría, pero todo esto es confuso, no queremos otro hermano, pero tampoco quiero que ella esté mal.
—¿Lily? —levanto mi rostro y mi hermana se acerca para abrazarme, quedamos en el suelo llorando un buen rato hasta que logramos calmarnos nuevamente. —Lily tenemos que hablar con mamá, no quiero que llore.
—Yo tampoco quiero eso, pero no sé si quiera hablar con nosotras, le dolió mucho lo que le dijimos.
—¿Y si hablamos con papá?
—A él también lo lastimamos, recuerda que mamá lo dijo, pero él no lo quiso decir.
Era horrible toda esta situación, mi hermana y yo fuimos a la cocina para preparar algo de comer, no habíamos cenado, estaba muy tarde y todos estaban dormidos. Buscamos en la nevera donde encontramos dos platos con comida, cada uno tenía nuestro nombre con la letra de mamá, a pesar de que la hicimos llorar ella nos dejó la cena hecha.
Comimos entre lágrimas y volvimos a la cama, pero no dormimos hasta que llegó la mañana y con los primeros rayos del sol nos arriesgamos a ir al cuarto de mamá. Al estar frente a esa gran puerta teníamos mucho miedo, no queríamos que volviera a hablarnos así, pero tampoco queríamos que esto continuara.
Las dos pusimos nuestras manos en el pomo de la puerta, abrimos y vimos a mamá durmiendo solo con papá, lo que es raro ya que ella siempre dormía con los tres. Nos acercamos a la cama colocándonos a su lado, no sabíamos cómo despertarla, pero tampoco hizo falta porque ella abrió sus ojos viéndonos con mucha tristeza. Vicky y yo intentamos hablar, nuestros labios se movían, pero las palabras no salían, mamá se sentó en la cama y corrimos a abrazarla muy fuerte mientras lloramos las tres.
—Perdónanos por favor, no queremos que llores más —dice Vicky.
—Tú eres nuestra mamá, la única que tenemos y no queremos que te vayas.
Su abrazo fue más fuerte al igual que nuestro llanto, de pronto sentí otro brazo rodearme y el aroma de papá me inundó por completo, él nos abrazaba a las tres protegiéndonos como siempre, como solo él puede hacerlo.
Vicky
Levanté mi rostro y vi sus caras muy rojas, estaban muy tristes por mi culpa.
—Lo siento mucho, sí son mi mamá y mi papá, sí lo son.
Volví a esconderme entre los brazos de ambos y ellos me recibieron con amor, sentía el olor de los dos, ese que me ha acompañado desde hace varios años y que me trae tanta calma, soy una tonta por decir lo que dije.
—Siempre lo seremos mi amor, no importa lo que pase seremos sus padres toda la vida.
Escuchar la voz de mamá me dolía, pero sus palabras también me alegraron, es confuso. No sé qué haría si no estuvieran a mi lado, pero sí sé que no quiero lastimarlos otra vez como lo hice ayer.
Cuando estuvimos más tranquilos ellos nos hicieron acostar en la cama, Lily y yo quedamos en la mitad y ellos nos abrazaban con mucho amor, estuvimos así por mucho tiempo hasta que mi estómago empezó a sonar fuerte y todos rieron, sentí mucha vergüenza al principio, pero al ver que ya no había lágrimas en nosotros me hizo sentir bien. Mamá se puso encima de mí muy sonriente, entonces comienza a hacerme cosquillas y papá le hace a Lily, sentía que todo lo malo se había ido, que lo ocurrido ayer quedó perdonado y de nuevo somos esa familia feliz.
Los siguientes días pasaron bien, nos divertimos con muchos juegos, entrando a la piscina y caminando en las montañas, todo era increíble, entre los tíos Alex y Max nos ayudaron a decorar nuestra casa de reinas quedando muy bonita, pero entonces llegó octubre y también una noticia que ninguno imaginó.
—Viajaremos a Nueva York con los abuelos y se quedarán con ellos una temporada.
Un silencio invadió el ambiente tan alegre que teníamos hace solo unos segundos.
—¿Hicimos algo malo?
—¿Cuándo ha sido un castigo ir con ellos? —pregunta mamá.
—¿Entonces por qué viajaremos?
—Porque quiero que la familia esté reunida y pasaremos las fiestas juntos, además de que los cuatro debemos viajar para hacer unos trabajos y no podemos llevarlos, así que estaremos ausentes unos días.
Y así empezó este viaje que traería más de una sorpresa.
(…)
Octubre
Lily
Estábamos ayudando a la abuela a hacerle caras a las calabazas y decorar la casa para Halloween, se supone que nuestros padres vendrían en dos semanas para acompañarnos a pedir dulces y celebrar el cumpleaños de David, pero ninguno tenía mucho ánimo, parecía más un castigo el estar aquí sin ellos, lo peor de todo es que ya sabíamos que la tía Vero llevaba a nuestro hermano en su vientre, había crecido mucho y todos nos hacían estar con ella, pero no queríamos estar con él. Quise muchísimo estar con mamá, pero ella dijo que debía hacer algo importante y por eso se ausentaría más a pesar de que estaba en la ciudad.
La tía Vero siempre nos contaba cuentos y hacía caras graciosas cuando regañaba al tío Liam, pero no queríamos saber de nuestro hermano y creo que David era el que menos quería saber del tema. Hace poco nos dijo a Vicky y a mí que él no quería que naciera el bebé, no quería que le quitara el cariño de mamá y el tío Alex y lo entendemos, nosotras pensamos lo mismo, pero no había nada que pudiéramos hacer.
—Tía Vero, la abuela te manda esto —llego al jardín con una bandeja llena de postres que la abuela había preparado para todos.
—Gracias chiquita, justo lo que necesitaba.
—¿Te puedo acompañar?
—Entonces debiste traer dos bandejas porque una no alcanzará para nosotras.
—Quise hacerlo, pero la abuela no me dejó y Vicky le está a ayudando con la cena.
—Luego vamos por más, pero primero…
Ella me entrega un postre, toma otro para ella y las dos saboreamos con una gran sonrisa, me encantan esas sonrisas de ella, me recuerdan un poco a mamá cuando vamos a hacer alguna travesura. Comenzamos a hablar de muchas cosas, ella me pregunta sobre las clases que estoy tomando, mis compañeros de curso y sobre los regalos de navidad, entonces la veo poner una cara rara.
—¿Te sientes bien?
—Sí, es que sentí algo en el ¡agh! —ella toca su estómago y me levanto para intentar ayudarla, aunque no sé qué hacer.
—¿Llamo a la abuela?
—No cariño, es que sentí una patada, pero no es nada malo.
—¿Una patada? ¿Es el bebé el que te lastima? —pregunté preocupada.
—No chiquita no me está lastimando, creo que está feliz, suele hacer eso cuando come un postre delicioso y sabes que tu abuela es la mejor en eso.
La veo levantar su camiseta y miro su estómago que está grande, entonces veo un pie moverse cerca de su ombligo.
—¿Cómo hiciste eso?
—No fui yo; es el bebé, es tu hermanito, sigue hablando cuéntame algo que te guste.
—No sé ¿qué quieres que te diga? —estaba un poco nerviosa, no entendía bien qué pasaba, pero ella sonreía.
—Cuando llega la hora de dormir ¿qué te gusta que haga tu padre?
—Me gusta cuando nos abraza a Vicky y a mí, él es nuestro héroe y tiene brazos fuertes y un cuerpo resistente, siempre dice que hace ejercicio todos los días porque a mamá le gusta verlo.
De pronto el pie se vuelve a mover y la tía Vero sonríe más que antes.
—Sigue hablando ¿Qué más?
—También me gusta cuando nos canta, él solo lo hace con nosotras y más si nos sentimos tristes o enfermas, dice que no le gusta hacerlo frente a otros, pero canta bonito.
Otra vez veo moverse el estómago y es raro porque solo lo hace cuando hablo.
—Creo que a tu hermanito le gusta tu voz porque se mueve mucho cuando te escucha tan feliz, hasta creo que puede ser una niña tan hermosa como tú ¿quieres tocarlo?
—No, me da miedo.
—Inténtalo, te prometo que no pasará nada malo, solo un poquito.
Ella extiende su mano, tengo miedo, pero igual la tomo, va acercándola y la coloca en su barriga pero no siento nada.
—¿Qué te hace feliz cuando estás en casa Lily?
—Me gusta los abrazos de papá porque sus brazos son grandes y da mucho calor en invierno, también cuando el tío Max me carga y me da un beso porque siempre me hace cosquillas, también cuando el tío Alex me acompaña a recoger flores porque coloca una en mi cabello, incluso le pidió a papá que le enseñara a peinarme y a veces me hace coronas con flores.
De pronto siento algo moverse en mi mano y la quito asustada, entonces veo otra mano, pero es pequeñita y la tía Vero me sonríe.
—Te está saludando, saluda también.
Vuelvo a poner mi mano despacio y logro tocarlo, es muy raro, entonces mi hermana viene corriendo y me ve tocando la barriga.
—¿Qué pasa, te sientes mal tía Vero?
—No mi amor, es que tu hermanito está feliz y quiso saludar a tu hermana.
—Se siente raro Vicky, pero se mueve cuando hablo.
—Es cierto y creo que será una niña porque se alegra mucho al escuchar a Lily, hasta pienso que se alegra también porque solo escucha hablar de los increíbles y atractivos padres que tienen —reímos las tres en los que seguimos con este momento tan extraño.
(…)
Verónica
—¿De verdad eso pasó? —me dice Nico sin salir de su asombro, pero a la vez muy feliz.
Llevaba algunos minutos en una videollamada con ellos, las niñas recién habían hablado en lo que David se encontraba encerrado en su cuarto durmiendo, intenté levantarlo para que hablara con Alex, pero él se negó y prefirió seguir acostado sin decir una palabra, me preocupa verlo tan desanimado puesto que su actitud no es solo por el bebé, sino también porque Rag ha estado prácticamente ausente desde que llegaron a Nueva York.
—Sí, me sorprendió es que Vicky tuviera interés cuando vio a Lily hacerlo, entonces ellas hablaban de cosas que las hacía felices, a veces se reían y el bebé se movía más.
—¿Y qué hay de David, también pudo hacerlo? —pregunta Alex inquieto, hasta esperanzado me atrevería a decir.
—Por desgracia no, en las pocas veces que logro convencer a las niñas de acercarse trato de integrarlo, pero él solo me ve y luego se va un poco triste, pero dale tiempo Alex, sabes que a David no hay que presionarlo, él irá cediendo.
—Espero que sí Vero, no quiero que ellos estén separados, son hermanos y deben estar juntos.
—Igual te agradecemos muchísimo por esta noticia Vero, al menos nos diste esperanza con las gemelas y quizás David tenga ese acercamiento cuando nazca el bebé —dice Max quien luego coloca una mano en el hombro de Alex dándole ánimo. —No te preocupes, sé que lo hará, apuesto todo por ello —siempre fue bello ver a Max cuando saca su lado sensible, pero se nota que esos tres están un poco más unidos que antes.
Por otro lado, me duele ver a Alex tan desanimado, es su hijo y no sabe cómo integrarlo a la familia, sobre todo a su hermano, pero Nick y Max lo apoyan para que no pierda la esperanza ante nada, solo espero que Rag pueda volver pronto para contarle todo lo ocurrido.