Ragnar Pasaron algunos minutos hasta que todo quedó nuevamente en calma al haberme amparado en su paz, entonces hablamos de algunas cosas triviales olvidándonos del dolor, siendo risas; travesuras en la cama y planes con la familia lo que hablábamos, éramos solo nosotros. —¿Por qué presiento que tienes algo más guardado? —insinúa al quedar casi sobre mí luego de hacerme cosquillas. —Porque me conoces bien y sabes que tengo una petición que hacerte. —¿Y de qué se trata esta vez? Me levanté y saqué una carpeta que estaba guardada en la mesa de noche, pues Livi la había revisado previamente. La entregué y observé su mudable expresión, hasta que levanta su mirar con esa cara de póker digna de la mafia que le permitió más de un trofeo en el mundo de los negocios. —Lo que más me sorprende,