— Caro, tú . . . — Cristóbal no encontraba palabras, pero miro el rostro de la chica que estaba muy roja, sus ojos verdes dilatados, y sus labios entreabiertos, no emitía un sonido más, su cuerpo estaba tenso y tan quiera que sintió que le había hecho daño y si se movía un poco más de seguro la destrozaría . . . — No . . . Te . . . muevas . . . — La chica respiraba, pesada y calmada, pero respiraba . . . Poco después fue ella quien comenzó a moverse y sus ojos fijos en los de Cristóbal . . . — Si eres ese hombre, solo hazme olvidar todo . . . te lo pido, borra mis recuerdos . . . — Las lágrimas comenzaron a emerger de los hermosos ojos de Caro, pero ella se movía lentamente, sintiendo el grosor y cada centímetro del pene del hombre dentro de ella, y en cada palabra no podía evitar sol