- Esta bien . . . - Cristóbal suspiró . . . Esa era la parte que más temía decirle a Caro, pero ella misma no quería saberlo . . . Quizá era mejor de esa forma . . . - Ven, vamos a buscar algo de comer, estoy seguro que debes tener hambre . . . - Mencionó el hombre . . . Como si fuera convocado por el mismo demonio, el estómago de Caro rugió con fuerza . . . Ambos se miraron fijamente para luego soltar una carcajada . . . - Tenía razón . . . - afirmó Cristóbal . . . - No lo digas . . . Tenía algo en la cocina, no demorare en resolver lo de la comida . . . Si no fuera por lo que dijiste, de verdad que ni me acordaba de que no había comida aún . . . Y el pequeño mocoso está solo con una merienda . . . - Caro se levantó tratando de ocultar un poco en desazón que le causaba todo

