Declan recibe los informes de prensa en su oficina antes de que amanezca. Sus ojos recorren con calma las líneas feroces de los titulares que relacionan a Valentina con el escándalo de De La Vega Group. “La mujer que se marchó quién sabe a dónde, ¿es la misma esposa que denunció al CEO en esa noche de prensa?”; “Coincidencias sospechosas: la desaparición de Valentina Santorini y el colapso de De La Vega”. Declan frunce el ceño, dejando escapar un suspiro pesado. Sabe que los rumores son inevitables, pero no está dispuesto a que Valentina cargue con culpas que no le corresponden. —Maldita sea. No lo voy a permitir —murmura, mientras marca un número en su móvil. En cuestión de horas, sus contactos en la prensa más influyente empiezan a moverse. Columnistas son reemplazados, titulares suav