Alejandro llega a la empresa antes de que amanezca del todo. Apenas ha dormido y lo poco que consiguió no fue reparador. La presión en su cabeza no se debe únicamente al cansancio, sino a la punzada que le deja el recuerdo del artículo que había leído la noche anterior. Las letras parecían grabadas en su mente: Proyecto Lux, un avance revolucionario en la industria bioquímica. Camina por los pasillos casi vacíos, saludando con un gesto breve a los pocos empleados madrugadores. Se encierra en su oficina, prende la luz del escritorio y se deja caer en la silla, todavía con el periódico doblado frente a él. Sus dedos tamborilean contra la mesa. La empresa detrás de ese descubrimiento era Aureon Global. Alejandro conoce la reputación de Adrián Volkov, su fundador. Sabe que ese hombre no invi

