Helena suspira cuando entra a su camerino. Cierra la puerta detrás de sí y se apoya por un momento en ella, tratando de calmar la respiración. Mira sus manos y nota que están temblando. Esta va a ser la primera vez que va a interactuar con el público de esa forma, y sus nervios están destrozados. Sabe que allá afuera no hay nadie que pueda reconocerla, pero eso no ayuda. No es buena socializando y teme decir algo que comprometa su identidad, o peor, el personaje que ha construido, no solo como la doctora Helena Vieri, sino como La diosa Elysia. Ayer, la madre de Declan la llamó para hacerle la propuesta. No podía negarse. Como científica, sabe lo suficiente sobre los niños que enfrentan el cáncer para comprender lo importante que es cada ayuda. Por mucho que deteste la idea de ser “subast

