– Y la princesa y el príncipe vivieron felices para siempre – digo y miro a mis nietos sonreír – ¿Entonces el dragón se volvió bueno abuelita? – pregunta mi pequeño nieto, asiento y sonrío – Así es, el dragón se dio cuenta que era más divertido ser bueno y después de todo, se arrepintió y se volvió amigo del príncipe y la princesa – digo y mis nietos me miran llenos de inocencia – Ahora a dormir – digo y todos se levantan, me besan la mejilla uno por uno y después se van a su habitación. – Buenas noches abuelita Vivi – dice mi nietecita, le beso la mejilla y ella se va sonriente Sonrío al ver a todos mis nietos juntos en casa, y aunque son un torbellino, no puedo negar que me alegran el alma. Me quedo un momento sentada frente a la chimenea contemplando la nieve caer por la ventana,
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