Bruno Nova corría convertida en esa preciosa loba café, con finas líneas negras, de aquí para allá, como si nunca nadie pudiera detenerla. Y eso era algo real, nadie nunca podría detener a esa rebelde loba, tan terca como bondadosa y tan caprichosa como sumisa. Con Nova nunca había un termino medio, ella siempre iba a los extremos y amaba esa parte, porque a la hora de enamorarse, lo hacía con todo su corazón. Sonreí al ver como Mina trataba de alcanzarla, cosa que Nova provocaba, deteniéndose cada cierto tiempo y volviendo a correr cuando mi pequeña hermana estaba a escasos centímetros de ella. Hubo un tiempo en el que esa personalidad infantil me provocaba molestia y hasta desconfiaba de que pudiera luchar, pero ahora, era esa misma personalidad la que me daba vida. Ella había es
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