Mi cuerpo tiembla y no le doy crédito a lo que veo. —Jayden —murmuro en un susurro casi inaudible—, ¿Qué haces aquí? —Puedes correr, pero no esconderte. —No me escondí —mentí, porque sabía que en realidad si me estaba escondiendo de él—, Estaba trabajando que es muy diferente. —Si tú lo dices… El aire se escapa de mis pulmones e intento tomarlo con calma, aunque deseara que no fuese más que una mentira, el hecho de que él estuviese aquí. Por un momento temí caer al suelo. Sin poder decir más, Jayden se acercó a mí, tanto que el olor a su loción volvió a impactar, atrayendo un sinfín de recuerdos. —Mírame. —¿Qué quieres Jayden? —Vine a verte, tenemos que hablar, no hay forma humana en la que no me escuches. Nos debemos muchas explicaciones. No puedo evitar soltar una risotada. —¿

