Tenía ya ocho meses de embarazo, me sentía entre gigante y gorda.
Jayden, por su parte andaba más atento que nunca, pero lo que más me gustaba era que no me hacía sentir incómoda ni nada de eso, me estaba dando mi tiempo para pensar en lo nuestro y lo que me había dicho aquel día en el carro.
Ya había pasado algo desde aquella vez.
Él era asombroso. Él realmente lo era. Y se merecía mucho más de lo que le estaba dando.
—Bella! Per favore! Dile que si —me implora Michael mientras le cuento las últimas noticias mientras me preparo para las últimas secciones.
—Eso es complicado.
—Sé que debes de tener miedo, te entiendo… yo también lo tendría, pero dale una oportunidad, la ultimita.
—No sé, lo estoy pensando.
—Por cierto…, Tengo que decirte algo, ¡pero no te enojes!
—Si me dices qu
