Alessandra Ferrara. Siento sus manos en mi cuerpo, un agarre a la vista normal, rodeando mi cintura, pero con mi cabeza hace de todo. Dylan para mí ahora es como una droga que necesito y que a conciencia quiero evitar. No porque piense que me hará daño, sino porque necesito mantenerme enfocada en todo lo que sucede a mi alrededor. No puedo perder mis pensamientos entre las flores y los corazones, le prometí a mi hermano que hoy sería una noche tranquila y que actuaríamos como el matrimonio que somos. O todos piensan que somos. Avanzamos hacia el hotel, con un ruido excesivo a nuestra espalda. Los reporteros, con su intensivo trabajo, no dejan de fotografiar y hacer preguntas que no vamos a detenernos a responder ahora. Y en cuanto atravesamos la puerta de oro y cristal, que la recepció