Dylan O' Conell. Entro al apartamento que comparto con mi hermano y lo primero que veo, es a Ryan bebiendo de una copa de vino tinto. Frente a él, en la mesilla que decora el salón, una botella de las más caras que tenemos en la cava. —Imagino que fue una buena noche —digo, solo por sacarle conversación, mientras me quito la chaqueta y disimulo el desastre que soy. —Sí, lo fue. Su respuesta es seca y cortante. Está pensativo por algún motivo que no quiero preguntar, pero que me gustaría saber. —Mañana será noticia en todos los periódicos, el nuevo lanzamiento. Me dedica un asentimiento, pero es un gesto automático, ni siquiera creo que me haya escuchado. No sé por qué continúo intentando iniciar una conversación, cuando yo no tengo energías para nimiedades y Ryan tampoco está por la