Nos habíamos conseguido una furgoneta para ir a las cabañas, así que los chicos se estaban turnando el manejar. Ahora estaba manejando Francisco, así que Nicholas estaba sentado a mi lado. Yo tenía mis piernas apoyadas en las suyas mientras leía. Suspiró y me empezó a acariciar la pierna. -Qué suave.-susurró. Despegué mi vista del libro y lo miré sonriendo. -Claro, sería muy feo para ti estar toda rasposa.-me encogí de hombros. -Así y todo igual me gustarías.-alzó una ceja. -Quizás si yo no hubiese sido tu ma... eso, no te hubieras fijado en mi.-dije bromeando, pero claramente a él no le causó gracia. -No digas eso Allison.-dijo enfadado. -Sólo bromeaba...-susurré. Después de eso no hablamos hasta que llegamos a las cabañas. -¿Estás enojado?.-suspiré. -¿La verdad? Si.-me miró a