Al entrar a la casa, me sonreíste, aunque supe que era completamente fingido ese gesto, porque estabas destrozado por dentro… pude percibir, porque te conozco, que solo lo hiciste para hacerme sentir mejor… tomaste al niño y lo llevaste a dormir a su habitación, mientras yo me recostaba en el sillón de la sala.
Creo que me dormí, no sé cuánto tiempo. Cuando desperté estabas arrodillado frente a mí, dormido, con tu cabeza apoyada en mi vientre y tus manos alrededor de mi cintura.
Toqué tus mejillas para acariciarlas y pude percibir que estabas empapado en llanto… traté de calmar el mío, sentí que mis ojos otra vez querían estallar… jugué con tu cabello hasta que te despertaste, minutos después.
No dijimos nada, nos quedamos así un buen rato. Disfrutando cada uno del otro… disfrutando de
